cosas que ya conocíamos:
Cada vez que tomamos una caracola en la playa y lo colocamos cerca de nuestro oído para escuchar los sonidos que el mismo alberga parece que escuchásemos el mar dentro del mismo.
cosas que no conocíamos:
No es el mar. Tampoco el aire circulando por adentro del caparazón. Lo que escuchas es el eco de tu propia sangre fluyendo por las venas y capilares de tu oreja, que por un efecto acústico se oye perfectamente. Prueba hacer lo mismo con una taza.
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